El Valle de Casablanca se sitúa entre la Cordillera de la Costa y el Océano Pacífico, lo que genera una combinación única de suelos graníticos, neblina matinal e influencia marina. Estas condiciones han permitido que se cultiven vides en un microclima ideal, con diferencias térmicas suaves y estaciones claramente marcadas.
Suelos: pobres en nutrientes, con excelente drenaje.
Además del cultivo de la vid, Casablanca conserva sectores dedicados a frutales, apicultura, hortalizas de temporada y huertas familiares, que conforman un paisaje productivo diverso.